sábado, 7 de enero de 2012

Indiferencia

No me mueven las Ítacas
ni los llantos,
ni las naves de Ulises y sus sirenas
ni el desastroso abril de Eliot
y su "tierra Baldía".
Ni el llanto de un niño
ni las bombas,
ni la muerte implacable.
Sospecho que mi vida será así
y ya está escrita
como dijo Félix Grande
en su poema,
pero tampoco su canto
ahora me mueve, ni me altera el espíritu.
Y acaso me pregunto, ¿cómo yo?
Después de haber amado tanto,
permanezco callada ante el insulto.

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